Conversaciones durante LAFS: Carolina K
El mes de noviembre en Colombia trajo la segunda edición del Latin American Fashion Summit (LAFS), una plataforma creada por las emprendedoras Samantha Tams y Estefanía Lacayo. LAFS nació de la idea de crear un espacio para empoderar a la industria de moda latinoamericana a través de la reflexión y discusión de temas relacionados con el mundo de la moda.
El evento recibió un reconocido grupo de panelistas, mentores y jueces, incluidos los diseñadores Carolina Herrera, Johanna Ortiz, Silvia Tcherassi, y Esteban Cortázar, entre otros. Tuvimos la oportunidad de sentarnos para conversar en profundidad con la diseñadora Carolina Kleinman, fundadora de la marca Carolina K. Después de viajar por América Latina, India y otros destinos, Kleinman, nacida en Argentina, creó su marca homónima, que destaca los ricos textiles de Latinoamérica y presenta una alternativa sofisticada para la mujer de espíritu gitano. Bajo un modelo de comercio justo, la diseñadora colabora con artesanos en México y en toda América Latina para mantener vivas las tradiciones antiguas y retribuir a las comunidades indígenas locales. Sigan leyendo para nuestra entrevista con esta promotora de las tradiciones artesanales (traducida del inglés). carolinak.com
Tu marca, Carolina K, fue pionera en trabajar con comunidades artesanales en América Latina. ¿Qué te inspiró a trabajar con estas comunidades— y como fue empezar a trabajar con ellos al principio?
Vengo de una familia de trabajadores textiles, y mi abuelo comercializaba la pasamanería, o telas decorativas, en Buenos Aires y La Paz, Bolivia. Entonces, en mi casa, siempre estaba rodeada de textiles y joyas ancestrales, joyas incas. Además, mi madre y mi tía tenían una tienda de ropa, así que también crecí jugando con telas. Estudié diseño de modas, porque pensé que quería ser diseñadora de modas, pero luego me mudé a Los Ángeles y también estudié actuación y música, que son otras dos pasiones. Pero el diseño de modas estaba en mi sangre, y sabía por experiencia que si iba a meterme al mundo de la moda, no quería hacerlo de una manera que fuera para mi propio beneficio, o simplemente de una manera muy mecánica. Entonces viajé al norte de Argentina, a Tilcara, un hermoso pueblo en las montañas, y allí, en el mercado, vi a un grupo de tejedoras llamado Las Hijas de la Luna. Ese fue mi primer encuentro con artesanos.
A partir de ahí, me enamoré de mi esposo y decidimos viajar a La Paz, Bolivia, para visitar la casa de mi abuelo y conocer mis orígenes. Allí, nos encontramos con otro grupo de artesanos y creé mi primera colección. Fue muy vanguardista para es momento, con medias hasta las caderas y ponchos multicolor; fue realmente una experiencia increíble.
Después de eso, terminé mudándome a México, a un pequeño pueblo llamado Tepoztlán, a una hora de la Ciudad de México, en las montañas. Allí, terminamos teniendo hijos y criándolos allí. Comencé a viajar mucho a Perú y a diferentes estados de México, como Chiapas, Oaxaca, Puebla, y fue en este tiempo que comencé a formar una red de comunidades artesanales. Mis colecciones durante este tiempo se inspiraron en el lugar donde vivía en ese momento, por lo que fue un proceso muy natural, muy orgánico.
Para comenzar a trabajar con los artesanos, me acercaba a ellos en los mercados o durante las celebraciones tradicionales. Hay un grupo que se encuentra a dos horas de Oaxaca, México, y he estado apoyando a este grupo durante los últimos siete años, y les doy trabajo durante todo el año. Al principio no confiaban tanto en mí, o tenían miedo de que les diera trabajo y luego me desapareciera. Generar confianza requiere mucho tiempo, mucha confianza mutua y mucho esfuerzo, y para organizarlos para que comprendan la importancia de los tiempos y la fecha de entrega. Y es importante permanecer conectado. No puedes simplemente hacer un viaje durante dos o tres días y pensar que vas a hacer una colección.
En el foro hablaste de la celebración cultural vs. la apropiación cultural. ¿Tu marca Carolina K como ha logrado ser una celebración cultural?
Cuando vas a estas comunidades, te encuentras con los artesanos y los conoces, y descubres de dónde provienen sus artesanías, que tienen toda una historia detrás, con información ancestral, es muy importante, en primer lugar, ayudarlos a preservar su patrimonio, porque muchas de estas técnicas están desapareciendo; y segundo, es importante respetar lo que hacen y entender la cantidad de tiempo que tardan en lograrlo. Entonces, para mí, quedó muy claro que si encontraba un bordado o una técnica que me gustaba en Chiapas, iba a tratar de reunir a un grupo de artesanos en Chiapas para tratar de preservar esa técnica.
Mi charla en el foro se trataba de la apropiación cultural: ¿por qué los diseñadores, o las personas en general, ven una idea en algún lugar y simplemente la toman y la producen en otro lugar? ¿O por qué simplemente imprimen un bordado que lleva horas y horas de trabajo hacer? Creo que es un tema del que las marcas deben estar cada vez más conscientes. Si tienes una marca, es muy importante contar la historia de tu marca y cómo se hacen las piezas, porque eventualmente esas piezas son las que durarán. Y en este momento hay mucho interés por la artesanía y la sostenibilidad en la moda, pero a largo plazo, las marcas que van a durar son las que tienen una misión real, las que son conscientes del medio ambiente y respetuosas con otras culturas.
¿Cuál crees que ha sido la clave del éxito de Carolina K hasta ahora?
Su autenticidad. Creo que la gente ve lo auténtica que es, y que cuando te pones las piezas, casi cobran vida, tienen algo especial. Así es como me siento yo, y esa es mi misión: que cada pieza se note que está hecha con amor y cuidado, que dure y que puedas pasarla a la próxima generación.
Entonces, la clave del éxito de la marca ha sido trabajar duro, cometer muchos errores, persistir y confiar en el proceso. También, apoyo al mismo grupo de artesanos cada temporada. Por cada colección que comienzo a producir, me aseguro de que los mismos artesanos tengan trabajo. Por cada colección que realizo, conozco a todas las personas involucradas en el proceso.
¿Qué consejo le darías a los diseñadores nuevos y emergentes que quieren destacarse en esta industria?
Mi consejo es: no te distraigas con objetos brillantes, es decir, no te quedes atrapado en esta idea de que necesitas venderle a una tienda en particular. Las tiendas se abrirán, otras cerrarán, y si quieres durar en esta industria, debes abrir tu propio camino. Para mí es importante que las marcas tengan su propia voz, donde puedan expresarse, ya sea a través del comercio electrónico o tiendas efímeras; donde puedan crear sus propias reglas, y no vivir en un estado de desesperación donde cualquiera que compre de ti se adueña de ti. Es importante poder decir “no” y jugar según tus propias reglas.
Y lo más importante es no mirar lo que las otras marcas están haciendo. Desarrolla tu marca de una manera que tenga sentido para ti. Cuenta tu propia historia. Se auténtico y original, para que las personas puedan relacionarse con tu producto y sentir que es algo especial.
¿Por qué crees que un evento como LAFS era tan necesario en América Latina?
Creo que estos eventos presentan una oportunidad para hablar con la gente, con las personas que están sentadas al lado e intercambiar información. Todos debemos ser capaces de conectarnos, porque en este momento todo el mundo está mirando Instagram, todos están mirando el sitio web de todos, y es difícil llegar a conocer personas, quiero decir personas reales. En Instagram nada es como la vida real. Entonces, este tipo de eventos une a las personas. Los paneles son interesantes, y todos aprendemos sobre los mismos temas, por lo que es muy importante tener una plataforma como LAFS. Yo realmente estoy muy feliz de poder estar aquí.
¿Qué te viene a la mente cuando piensas en la moda latinoamericana? ¿Quiénes son tus diseñadores latinoamericanos preferidos?
¿Mi diseñador de moda latinoamericano favorito, además de mí? (ríe)— tengo muchos favoritos. Curo una boutique, la del Hotel Faena en Miami, tengo un estudio y también tengo otro espacio comercial, así que me gusta todo lo que sea diferente, hecho a mano o por artesanos.
Creo que lo que está sucediendo en Latinoamérica es muy interesante, y me gustaría que los diseñadores se miraran a sí mismos y trataran de encontrar su identidad. Porque una cosa que estoy viendo es que mucha gente está mirando a su alrededor, y hay muchas marcas que son similares a otras marcas. Es un fenómeno que veo que está ocurriendo en este momento, y es un poco agotador visualmente, cuando todos intentan hacer lo mismo. Por lo tanto, es muy importante que las marcas mantengan su singularidad.
¿Qué sigue para Carolina K?
Actualmente, estoy en el proceso de restablecer todo mi modelo, y siento que toda la industria de la moda debería estar haciendo lo mismo. Nosotros, como diseñadores, tenemos que reiniciar: hacer menos, pero hacer que las cosas duren más. Así que me estoy volviendo independiente; ahora tengo un estudio en Miami, así puedo tener mi propio equipo haciendo las ventas, y quiero comenzar a contarle la historia de la marca directamente a los compradores. No quiero venderle a todas las boutiques, eso ya no me interesa. Lo que me interesa es encontrar personas que aprecien los productos, que sepan cómo venderlos y que no quieran ponerlos a la venta dos meses después, para ver cuál es la próxima "cosa". Esa es mi misión ahora, y estoy empezando a hacer colecciones más pequeñas.
Entonces, ¿qué sigue? Mi marca se está volviendo más independiente, nos vamos a hacer cargo de las ventas, abriré mi estudio como un showroom y viajaré y haré pop-ups en todo el mundo, con el objetivo de abrir un diálogo directamente con los consumidores.